Poder recorrer Túnez cruzando el desierto del Sahara es una experiencia increíble y gratificante, que cambia la perspectiva que podemos tener del mundo. A priori un desierto no tiene muchas cosas que ofrecer. Sol, arena, dunas y más sol. Pero el Sahara es diferente. El viaje es pesado, pero vale la pena, ya que puedes tener al alcance de tu mano cosas y lugares insospechados. Uno de esos lugares son los chott, lagos salados que, aunque permanecen secos durante la mayor parte del año, cuando cuentan con agua son increíbles de presenciar. Un ejemplo de ello es el Chott el Jerid, dónde el color rojo del agua hace que te quedes impresionado.
En estos lugares es frecuente encontrar las llamadas "rosas del desierto", que son variedades de yeso que se forman en las zonas desérticas, en este caso en el Sahara, y que suelen tener forma de rosa. Es una de las atracciones de estos lugares, y pueden significar el pan de cada día para aquellos que las venden a centenares.
Y llega el momento más esperado: resolver nuestra "parte por el todo". El país ya lo sabéis, estamos en Túnez, y el lugar es el Anfiteatro de El Djem, el mayor anfiteatro romano de África. Está declarado Patrimonio de la Humanidad y su conservación se mantiene casi intacta, donde se pueden contemplar aún hoy la fosa de los leones e incluso los calabozos.
Y esto es todo por mi parte. En breve volveréis a tener noticias mías...
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