sábado, 8 de noviembre de 2008

Volviendo a la nieve

Creo que mi viaje a Andorra me dejó un poco de morriña, y por eso decidí poner rumbo a otro lugar dónde poder disfrutar de kilómetros de pistas, y así poner en práctica lo que aprendí. Pero no solo por la nieve se caracteriza mi nuevo destino. No dejéis de estar atentos si queréis conocer lo que no se conoce de este precioso lugar.



Bienvenidos a Suiza...

domingo, 2 de noviembre de 2008

Abu Simbel y El Cairo

Queridos viajeros, comenzaré mi siguiente relato diciendo que, en mi opinión, nadie se puede marchar de Egipto sin disfrutar del conjunto de templos de Abu Simbel. Los santuarios de Ramsés II y su esposa favorita, Nefertari, son los mejor conservados de la época faraónica, y esto se debe a que permanecieron enterrados bajo la arena durante más de 2000 años. Ambos templos fueron desmontados y trasladados a su actual enclave, ya que el lugar donde se ubicaron originalmente quedó sumergido bajo las aguas del Nasser. Recordad que en el interior no se pueden hacer fotos con el fin de que las pinturas no se vean dañadas, pero podréis obtener buenas instantáneas del exterior.














También os recomiendo el espectáculo nocturno de luz y sonido (nada parecido a otros números con láser y música a los que estamos acostumbrados). Este "show" es único en el mundo y el ticket, que cuesta unos 30€, se puede adquirir a la entrada del templo. Un consejo: acudir media hora antes de que empiece el espectáculo para poder gozar de un buen sitio.


Probablemente el día que lo visitéis no se visione en español (hay unos días concretos para cada idioma), pero no pasa nada porque se puede escuchar a través de unos auriculares en el idioma que se desee. Y si el espectáculo os deja tan impresionados como a mi quizá queráis traeros de recuerdo el DVD que lo contiene. Podréis adquirirlo por unos 20€ (un precio un poco excesivo) al finalizar el acto o en la tienda de la entrada (que solo permanece abierta por la mañana).
Normalmente cuando se viaja hasta Abu Simbel existen dos opciones: volver cuando acaba la visita o pernoctar en uno de sus hoteles (aunque no hay muchos). Dentro de la primera opción caben dos posibilidades: hacer el viaje en autobús o en avión (en el segundo de los casos por unos 170€). Yo opté por pasar la noche en un hotel ya que es mucho más relajado y la única forma de asistir al espectáculo de luz y sonido. Y creerme autoestopistas, es muy acertado.
El viaje de vuelta os llevará hasta Assuán y de ahí a Luxor para volar hasta la capital del país: El Cairo.


Mi recomendación es que contéis con, al menos, cuatro días de estancia en esta ciudad. Lo más conveniente el primer día es hacer una visita panorámica que nos ayude a situarnos (bien organizada o bien en taxi, que es el medio de transporte más barato). En este recorrido debéis incluir las Pirámides de Gize (Keops, Kefrén y Mikerinos) y la Esfinge -único vestigio de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo-.


A la hora de acceder al interior de las pirámides también debéis tener en cuenta algunas cosas. Todas las pirámides se pueden visitar, pero una siempre permanece cerrada por motivos de conservación. Os diré que la de Keops es la más grande y la más visitada, por lo que su entrada también es la más cara (unos 15€ aproximadamente). Las de Kefrén y Mikerinos son más pequeñas y por su entrada se paga alrededor de 4€. Mi recomendación es que optéis por una de las dos más pequeñas, ya que su precio es muy inferior y normalmente no se dispone de mucho tiempo para la visita. Con respecto a la Esfinge deciros que solo se visita en su parte exterior, desde donde podréis obtener unas buenas instantáneas.


Otra de las necrópolis que no nos podemos perder es la de Sakkara. En ella se erigen tumbas muy interesantes (por la riqueza de las pinturas de su interior) y de fácil acceso. Ejemplos de estas son: la Pirámide de Titi o la Mastaba de Mere-Ruka. Por su puesto hay que visitar la Pirámide Escalonada que está considerada como la primera pirámide construida en Egipto. En esta excursión invertiremos aproximadamente 10€ en las entradas. El tema del transporte depende de vosotros viajeros; seguramente os ofrecerán la visita, pero sino podréis acceder en taxi por un módico precio.


Tampoco os agobiéis demasiado e intentad repartir las visitas más duras en distintos días. Yo os recomiendo que hagáis la visita del Museo Egipcio en un día diferente a las necrópolis. Para el Museo necesitaréis toda una mañana, pero por la tarde tendréis tiempo suficiente para disfrutar de la ciudadela (donde se alza la mezquita de estilo otomano de Mohammed Ali) y, sobre todo, de pasear por el bazar de Jan el Jalili, un laberinto de estrechas callejuelas que forman uno de los lugares más famosos del medio oriente. Aquí podréis encontrar los artículo más dispares de la artesanía local.


Nuestro último día en la capital lo podemos utilizar para múltiples actividades. Hay muchos sitios a los que acudir: el Barrio Copto (en el que se encuentra la Iglesia de San Sergio, donde se dice que la Sagrada Familia vivió durante su estancia en Egipto), las mezquitas de Ibn Tulun y El Azahar y el hotel El Cairo Marriott (hotel construido en 1869 para los monarcas europeos que querían estar presentes en la inauguración del canal de Suez). O incluso, para los que quieran salir de la ciudad, existe la posibilidad de viajar a Alejandría o ver la gran obra de ingeniería del Canal de Suez.




















Dicen que todo lo que empieza acaba y nuestro recorrido tocó a su fin. Para despediros de Egipto no dejéis de fumar una buena Shisha y de disfrutar de la noche de El Cairo. Y recordad que las cosas materiales van y vienen, pero los recuerdos de un viaje (buenos o malos) permanecen para siempre en nuestras mentes.



P.D: Os voy a dar la respuesta a la "Parte por el Todo". El país, como habéis podido observar si que era Egipto, pero la imagen corresponde al Obelisco Inacabado de la ciudad de Assuán, situado en una cantera de granito con más de 3000 años de antigüedad y muy interesante de visitar.


La Joya del Nilo

Hay lugares que siempre permanecen en la mente. Recuerdos imborrables que siempre permanecen en la retina y te acompañan toda la vida. Este es el caso de un viaje que me llevó a Egipto, un lugar dónde el tiempo parece haberse detenido o incluso haber retrocedido.
El Antiguo Egipto, tierra de faraones, de increíbles obras de ingeniería, de medicina avanzada... Misterios de una civilización a la que solamente unos pocos han intentado descifrar. Y yo, como no podía ser de otra forma, tenía la obligación de formar parte de esos pocos.
La primera parada de mi viaje fue la ciudad de Luxor para hacer una visita obligada: el Valle de los Reyes. En esta necrópolis pude ver las tumbas de la inmensa mayoría de los Faraones del Imperio Nuevo. Las tumbas más importantes en las que detenerse son las de Tutmosis III, Ramsés III y, cómo no, la de Tutankamón.


Pero no solo las tumbas destacan en este precioso emplazamiento, ya que los templos también son dignos de visitar. El templo de Hatshepsut, que es el más monumental de los construidos en el valle o los Colosos de Memnón, dos estatuas gemelas que presidían el complejo funerario de Amenhotep III, son construcciones que vale la pena admirar por un instante. La visita me guió más tarde hacia el Templo de Luxor, uno de los pocos templos de la época faraónica que permanece en pie.
















Al salir del templo, un detalle me sorprendió. Y es que frente a mi vi una serie de esculturas en forma de esfinges que custodiaban una inmensa avenida que, durante el Imperio Nuevo, unía los templos de Luxor y Karnak. Ésta última fue el destino de mi siguiente parada, y en ella pude admirar el complejo de templos que allí se encuentra, destacando el gran Templo de Amón, una construcción en la que una treintena de faraones contribuyeron con sus edificaciones para alcanzar un tamaño y una magnitud jamás conocidas.


Después de un largo día volví a mi refugio para descansar. La jornada siguiente mis primeros destinos fueron los templos de Horus y Kom Ombo, ambos de origen grecorromano. Tengo que decir que me sorprendió el segundo de ellos, ya que está construido en honor a los dioses Sobek (el Dios cocodrilo) y Horus, y en él se pueden ver varias momias de los famosos cocodrilos del Nilo.



Este era tan solo el comienzo de mi viaje, porque todavía quedaba lo mejor. Continuará...